Se trata de una ortodoncia infantil que el niño puede retirarse de la boca por sí mismo y suelen llevarse de 12 a 24 horas al día.
Dependiendo del diseño pueden actuar realizando numerosas funciones como por ejemplo expandir las arcadas, corregir malposiciones dentarias o realizar correcciones funcionales (por ejemplo avanzar una mandíbula que ha quedado muy atrás).