Alveolitis seca. Etiología y tratamiento de la alveolitis

Qué es la Alveolitis Seca

La alveolitis seca es un retraso en la curación del alveolo dentario tras una exodoncia.

En la literatura, el término alveolitis seca aparece por primera vez en 1986 de la mano de Crawford y se han empleado tantos sinónimos para referirse a esta patología (alveolalgia, osteomielitis, osteítis alveolar, etc.) como interpretaciones tiene la dolencia que ha sido definida hasta en 17 ocasiones.

Una de las más recientes y, creemos, acertadas es la que define la alveolitis como un “dolor postoperatorio en y alrededor del alveolo dentario, que se incrementa en severidad en algún momento entre el primer y el tercer día postextracción y que va acompañado de una desintegración parcial o total del coágulo sanguíneo intraalveolar, acompañado o no de halitosis”.

La alveolitis puede concurrir tanto en pacientes con patologías que predisponen a la hipovascularización – como los desórdenes vasculares, la osteopetrosis o la enfermedad de Paget – como en aquellos que no presentan ninguna predisposición pero, en cualquier caso, ni el pronóstico ni la terapeútica difieren.

Está generalmente aceptado que la alveolitis es más frecuente en el caso de exodoncias de terceros molares retenidos. En la extracción de las conocidas como muelas del juicio, la aparición de una alveolitis se tasa entorno a un 20% o 30% de los casos, diez veces más que en el resto de exodoncias.

Etiología. Causas de la alveolitis

No existen datos concluyentes sobre los motivos que hacen que en una exodoncia se produzca una alveolitis y en otra no.
De hecho, muchos artículos coinciden en que “la etiología del cuadro no es conocida” y que “la principal arma terapéutica de la que disponemos es la prevención”.

Sin embargo, en diferentes estudios epidemiológicos sí se han detectado diferentes factores de riesgo, pero ni siquiera esos estudios coinciden en su prevalencia:
1. la dificultad de la extracción,
2. la inexperiencia del cirujano,
3. el uso de anticonceptivos orales,
4. una inadecuada irrigación intraoperatoria,
5. la vejez,
6. el género,
7. el tabaquismo,
8. la inmunosupresión,
9. y el trauma quirúrgico.

La dificultad de la extracción, por ejemplo, no se contempló como factor de riesgo determinante en los estudios de Larsen (8-10) pero, sin embargo, la inexperiencia del cirujano relacionada con un mayor trauma y el consecuente retraso en la curación alveolar sí se ha documentado ampliamente.

Por otro lado, las características fisiológicas del sexo femenino y el uso de anticonceptivos orales también se han determinado como factor de riesgo en la aparición de alveolitis.

“Los estrógenos y otras drogas activarían el sistema fibrinolítico de una forma indirecta (aumentando los factores II, VII, VIII, X y el plasminógeno), contribuyendo a la lisis prematura del coágulo y al desarrollo de la alveolitis seca. Las dosis de estrógenos endógenos cambiantes durante el ciclo menstrual también influirían en este sentido, disminuyendo la influencia fibrinolítica de los mismos en los días 23 a 28 del ciclo menstrual. En resumen, la alveolitis puede llegar a afectar a las mujeres en relación de 5:1 respecto al sexo masculino, presentando una mayor frecuencia entre las mujeres que toman anticonceptivos orales”.

El tabaco como factor de riesgo

Estudios como el de Blum apuntan que entre pacientes que fuman más de un paquete diario la aparición de una alveolitis aumenta hasta en un 20% y hasta en un 40% si el paciente fuma el día de la cirugía o inmediatamente tras la intervención.

Esto puede estar relacionado con varios aspectos:

• La incorporación de contaminantes a la herida
• El efecto de succión sobre el coágulo en formación y su interferencia en la cicatrización alveolar.

A pesar de que no hay datos científicos que relacionen el calor, el humo o los efectos sistémicos del tabaco con la aparición de alveolitis, el hecho de que la nicotina sea un vasoconstrictor podría ser un factor determinante en la correcta cicatrización del alveolo y en su inflamación.

De hecho, los factores que disminuyen la irrigación del alveolo, como una solución anestésica con vasoconstrictor o una técnica que deposite dicho anestésico en una zona cercana al alveolo también se han relacionado con la aparición de alveolitis (10).

La edad avanzada y la diabetes también han sido asociadas a una cierta dificultad del paciente para cicatrizar y, por lo tanto, cierta propensión a los cuadros de alveolitis.

CUADRO CLÍNICO Y DIAGNOSTICO

Clínicamente se caracteriza por la existencia de un alveolo desnudo, sin presencia de coágulo sanguíneo, con las paredes óseas expuestas y los bordes gingivales separados. Tras la extracción dentaria, el coágulo sanguíneo se pierde de una forma prematura, primero adoptando una coloración grisácea para posteriormente desaparecer completamente. Aunque no se evidencia supuración, existe un dolor muy importante, agudo y tormentoso, que aumenta con la succión o la masticación y que persiste durante varios días. No es rara la irradiación del dolor al oído y a la sien homolateral. También se han referido, aunque de forma infrecuente, la aparición de adenopatías.

El cuadro tiene su aparición típica en el segundo o tercer día tras la extracción, y suele durar, ya sea con o sin tratamiento, unos diez o quince días. El paciente nota un ligero malestar inicial, seguida de una leve mejoría y un empeoramiento súbito, en forma de dolor importante que es difícil de controlar incluso con analgésicos potentes.

Es excepcional la aparición de una alveolitis antes del primer día de postoperatorio, pues el coágulo necesita de un tiempo para ser afectado por la plasmina antes de que la desintegración del mismo tenga lugar.

Radiológicamente no se observan alteraciones importantes y en fases avanzadas podemos detectar áreas de rarefacción que, desde la cortical alveolar, alcanza el tejido óseo adyacente. Histológicamente se observa una osteítis circunscrita a la lámina alveolar con tendencia a progresar al tejido óseo vecino.

PRONÓSTICO Y TRATAMIENTO

Debido a que la etiología de la alveolitis no está consensuadamente descrita, algunos autores rechazan hablar de tratamientos en tanto en cuanto no se puedan determinar las causas de la misma y apuntan a que el tratamiento sólo puede o debe centrarse en mitigar el dolor del paciente.

Para ello, se recomienda un tratamiento analgésico, antinflamatorio y antibiótico y centrar nuestros esfuerzos en la prevención eliminando previamente a la intervención los factores de riesgo descritos.

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