El Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) es un agente patógeno que daña el sistema inmunitario destruyendo un tipo de glóbulo blanco que ayuda al organismo a combatir las infecciones.
El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) es la etapa final de la infección por VIH y está marcada por un deterioro avanzado del sistema inmune.
No todas las personas con VIH desarrollan SIDA, sin embargo, una detección precoz del contagio es fundamental para poder tratar la enfermedad y, en esos términos, los odontólogos tienen una labor importante ya que, en más de la mitad de los casos, algunos de los primeros síntomas se manifiesta en la cavidad bucal.
Cómo funciona el VIH
El VIH ataca a un tipo específico de células T – conocido como células CD4 – que constituyen una de las defensas fundamentales de nuestro organismo para combatir infecciones.
La forma más común de transmisión del virus del SIDA es a través de relaciones sexuales sin protección con una persona con VIH o con el contacto con la sangre de una persona afectada por VIH. Una mujer contagiada de este virus también puede infectar a su bebé durante el embarazo, el parto o la lactancia
Cómo afecta el VIH a la salud bucodental
Cuando un paciente está afectado por el Virus de Inmunodeficiencia Adquirida, las primeras manifestaciones de contagio pueden aparecer en la cavidad bucal, una zona especialmente sensible a infecciones que pueden presentarse como:
- Boca seca
- Candidiasis
- Lesiones blancas a los lados de la lengua (leucoplasia oral pilosa)
- Gingivitis de banda roja
- Periodontitis ulcerativa
- Sarcoma de Kaposi
- Brotes de virus herpes simple
- Llagas
- Úlceras
Algunas de las afecciones dentales y orales relacionadas con el VIH pueden causar dolor y, por lo tanto, problemas para masticar o tragar, convirtiéndose esta sintomatología en otro motivo de alerta para el odontólogo.
El VIH en números
Según datos de ONUSIDA, casi cuarenta millones de personas en el mundo están afectadas por el VIH, sin embargo, alrededor de seis millones desconocían el contagio.
En 2020, 680.000 personas fallecieron en el mundo a causa de enfermedades relacionadas con el Virus de Inmunodeficiencia Humana y 1,5 millones resultaron infectadas por este virus.
Según datos del Ministerio de Sanidad, en España, “hasta el 30 de junio de 2021 se ha recibido la notificación de 1.925 nuevos diagnósticos de VIH en el año 2020, lo que representa una tasa de 4,07 por 100.000 habitantes sin ajustar por retraso en la notificación”.
En referencia al sexo de los nuevos contagios registrados por el Ministerio de Sanidad, “los hombres suponen el 84,3% de los nuevos diagnósticos de VIH y las tasas correspondientes para hombres y mujeres fueron 7 y 1,3/100.000, respectivamente.
Y en cuanto a la edad de los registrados, “el 31,7% de los nuevos diagnósticos se encuentran en el grupo de edad de 30 a 39 años. Un 27,7% (530 casos) tenía menos de 30 años en el momento del diagnóstico de VIH. El 11,1% tenía entre 15 y 24 años y el 18,1% 50 años o más. La tasa específica por edad más alta se produjo en el grupo de edad de 25 a 29 años. La mediana de edad al diagnóstico de VIH fue de 36 años (rango intercuartílico (RIC): 29-46), sin diferencias significativas entre hombres (36 años; RIC: 29-45) y mujeres (38 años; RIC: 30-48)”.
Ante estos números, resulta fundamental que, tanto la población como los profesionales sanitarios, sean conscientes de la importancia de diagnosticar la infección lo antes posible y tu odontólogo puede detectar precozmente y tratar aquellos síntomas del VIH que se manifiesten en la cavidad bucal a consecuencia de infecciones por hongos, bacterias y virus, y trastornos como el síndrome de la boca seca, patologías como la periodontitis severa o cáncer en la cavidad bucal.
Cuál es el tratamiento para el VIH
El VIH fue detectado por primera vez en 1981 y, hoy, cuarenta años después, todavía no existe una cura para este virus. En lo que sí se ha avanzado es en los tratamientos para controlar la enfermedad y sus síntomas hasta convertirla en una enfermedad crónica pero tratable.
Se puede prevenir la infección con el virus si la exposición al VIH es tratada a tiempo con un fármaco denominado Profilaxis Después de la Exposición (PEP) . Este tratamiento profiláctico debe iniciarse lo antes posible tras la exposición y se desarrolla a lo largo de, aproximadamente, cuatro semanas.
Una vez contraído el VIH, los efectos del virus en el sistema inmunológico del paciente puede llegar a controlarse con un tratamiento de terapia antirretroviral. Este tratamiento se mantiene a lo largo de toda la vida del paciente acompañado de una monitorización constante, tanto del virus presente en sangre como del número de células CD4.
La clínica dental como espacio seguro
En Odontología, la atención a pacientes con este tipo de patologías está totalmente protocolizada y en las clínicas dentales se desarrollan estrictos protocolos de asepsia que los convierten en espacios seguros tanto para los pacientes como para el personal sanitario.
Según declaraciones del Dr. Óscar Castro, presidente del Consejo General de Dentistas, “los odontólogos somos una pieza fundamental antes y durante la enfermedad, ya que no solo podemos detectarla antes de ser diagnosticada, sino que, durante la misma, mejoraremos la salud bucodental de los pacientes afectados y, por tanto, su bienestar general”.
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