traumatismos dentales verano

Salud bucodental y verano II. Traumatismos y exposición al Sol

Salud bucodental y verano II.

Traumatismos y exposición al Sol

La mayor exposición al sol, así como la práctica de un número mayor de actividades deportivas al aire libre, puede aumentar el riesgo de aparición de lesiones en los labios o aumentar la incidencia de traumatismos dentales.

¿Cómo prevenir los traumatismos dentales?

La frecuencia de los traumatismos dentales es relativamente alta en pacientes jóvenes y niños, sobre todo en momentos de ocio y juegos. En adultos, el principal factor causante de traumatismos dentales se asocia a la práctica de deportes de contacto o combate (como el fútbol, balonmano, baloncesto, artes marciales) y otros deportes (como el ciclismo, patinaje, pádel o squash).

Por este motivo, el aumento de la actividad lúdica en vacaciones de verano podría suponer también un incremento de la incidencia de estos traumatismos dentales. En general, las mejores medidas preventivas van enfocadas a evitarlos en lo posible, especialmente en personas con un historial previo de traumatismos dentales u orales. También tienen un riesgo elevado de sufrir estos eventos las personas que tienen malposición de dientes con un excesivo resalte dental en las que incluso estaría indicado un tratamiento de ortodoncia preventivo.

Para prevenirlos, es imprescindible realizar una evaluación del riesgo de los juegos o actividades deportivas, así como instruir a los niños y a sus responsables sobre cómo actuar frente a un traumatismo dental.

¿Qué hacer ante un traumatismo dental en dientes permanentes?

Lo primero, y fundamental, es acudir a un dentista inmediatamente después del accidente, pues si recibe tratamiento temprano:

– Hay más posibilidades de conservar la vitalidad del diente.

– Se podrá realizar un tratamiento más conservador.

– Tendrá un mejor pronóstico.

– Se pueden prevenir complicaciones.

– Se evita la realización de un tratamiento de mayor coste.

Es muy importante que todas las lesiones traumáticas sean diagnosticadas, tratadas y controladas durante un tiempo (al menos dentro de los cinco primeros años).

En un traumatismo dental nos enfrentamos a diferentes escenarios antes los cuales deberemos tener en cuenta diferentes medidas:

SI EL DIENTE QUEDA AVULSIONADO (FUERA DE BOCA):

– Ante todo, mantener la calma.

– Encuentra el diente y sujeta el diente por la parte más blanca, la corona (nunca lo sostengas por la raíz).

– Si está contaminado o sucio porque ha caído al suelo, enjuágalo breve y delicadamente con agua fría y, si es posible, vuelve a ponerte el diente en su sitio.

– Una vez el diente está colocado en su posición, muerde un pañuelo para mantenerlo fijo.

– En caso de no poder colocarte el diente, ponlo en leche o suero salino. Si no dispones a mano de ninguna de las dos opciones, colócate el diente entre la mejilla y las encías, y acude a tu dentista lo antes posible: preferiblemente en los 30 primeros minutos tras el accidente, pues pasadas 2 horas las posibilidades de que ese diente ‘sobreviva’ son prácticamente nulas. El dentista lo reimplantará y lo ferulizará para inmovilizarlo durante el período de curación.

– Posteriormente, se realizarán visitas de control para comprobar la evolución y valorar la necesidad de algún tratamiento adicional.

SI EL DIENTE SE HA SALIDO “DE SU SITIO” O QUEDA SUELTO EN LA BOCA:

– Con cuidado intenta reimplantarlo o recolocarlo inmediatamente y acude a tu dentista para que lo valore y o estabilice.

– Es importante que, siempre que sea posible, mantengamos hidratado el diente o el trozo fracturado hasta que podamos acudir al dentista.

SI SE HA ROTO UN TROZO DE DIENTE:

– Busca el fragmento de diente y acude a tu dentista lo antes posible para su reconstrucción.

Y protege tus labios del sol

Los labios son una zona especialmente sensible a la radiación ultravioleta, pues su piel es más fina que la del resto del cuerpo. El uso de cremas de protección solar para proteger nuestra piel del sol cuando realizamos actividades al aire libre, tanto en verano como en invierno, es una práctica muy frecuente. Pero, sin embargo, la aplicación regular de un bálsamo labial que proteja nuestros labios del sol es algo menos habitual. No realizar este gesto tan simple puede provocar herpes labial, queilitis o incluso, lesiones más graves.

El cáncer de piel en los labios normalmente se desarrolla en personas con piel clara y cuando hay una exposición crónica al sol durante más de 20 años, afectando más frecuentemente a hombres que a mujeres (con una edad media de unos 50 años). Otros factores de riesgo de cáncer labial, además, del sol, son el consumo de alcohol, los estados de inmunosupresión y el hábito tabáquico.

En general, el principal factor predisponente para sufrir este tipo de cáncer es el sol. La incidencia de este tumor es muy superior en el labio inferior que en el superior (12 veces más), ya que su exposición a los rayos ultravioleta es mayor.

El #EquipoCIMEV os desea un feliz verano.

Fuente: SEPA